Alejandro Pastrana Valls
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Los “pluris”
Por Alejandro Pastrana Valls
En los medios alternativos (twitter) encontré un intercambio de pensamientos entres dos personajes de la vida política nacional: Javier Lozano y Roberto Gil. Los dos buscan un escaño en la Cámara de Senadores, el primero por la vía uninominal y el segundo por representación proporcional. Javier Lozano se pronunció “a favor…de la eliminación de senadores plurinominales” y Roberto Gil le respondió que “los sistemas de representación proporcional remedian las distorsiones de los sistemas mayoritarios.”
En esta lógica, la representatividad proporcional establece los criterios necesarios para reflejar las distintas corrientes ideológicas a lo largo y ancho del territorio nacional. Sin embargo, esta hipótesis se ha diluido en el sistema político mexicano.
La reforma electoral de 1977 introdujo la representación proporcional para buscar mayor representatividad de los actores políticos (en este caso los partidos políticos) en cada una de las Cámaras. En dicha reforma se incorpora el concepto de partido político en la Constitución del país. El párrafo 41 describe a los partidos como “entidades de interés público”. En la actualidad, es impensable una democracia moderna sin partidos políticos, estos son inevitables. No obstante, una democracia mal entendida implica el surgimiento de partidos pequeños en términos ideológicos. Estas instituciones facilitan el desenvolvimiento de las democracias representativas ya que estos establecen puentes entre los gobernantes y los gobernados.
Por lo tanto, los partidos políticos surgen como la suma de ideologías y preocupaciones de la ciudadanía. La representatividad proporcional en esta lógica sería un pleonasmo dado que los partidos son el lazo que une las preocupaciones sociales con el sistema político.
La argumentación teórica que hay detrás de la representación a partir de esquemas plurinominales es llevada al absurdo por los partidos políticos nacionales. En la actualidad, las listas de funcionarios quienes integran dicho “padrón” es meramente una cuota clientelar de las cúpulas de cada partido político. En la minoría de los casos, los legisladores plurinominales son actores que desempeñan papeles de interlocutores entre los partidos políticos y las cámaras (ya sea la de Diputados o Senadores). Tristemente la mayor cantidad de “legisladores” plurinominales buscan la subsistencia dentro del presupuesto gubernamental y utilizan “el escaño o la curul” como trampolín político. Los “pluris” tienen garantizado un lugar en el debate legislativo sin representar algún distrito electoral, son únicamente representantes de los partidos políticos dentro de la Cámara. Estos legisladores no representan a la ciudadanía, incumpliendo así el objetivo del Congreso.
El problema de fondo no es la existencia o no de legisladores plurinominales. La relección legislativa solventaría la carencia de verdaderos interlocutores de las necesidades de la ciudadanía. Además profesionalizaría a los titulares de los escaños o las curules y, poco a poco, la pluralidad ideológica y la heterogeneidad social se verían representadas en el Congreso de la Unión.
Al impedirse la relección legislativa, los partidos políticos son los responsables del desarrollo del país. Si ésta existiera, los ciudadanos podrían tener la capacidad de atribuir responsabilidad directa a los legisladores y no mediar con los partidos políticos. En otras palabras, en este sistema quienes se premian y castigan son los candidatos y no los partidos.
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Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.