Deber Cívico e Información
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Por Alejandro Pastrana Valls
En la disputa entre votar o no hacerlo, la mayor parte de los ciudadanos ven el sufragio como un deber cívico. La participación electoral en periodos de competencia política se acentúa ya que la gente se ve presionada por un deber que está por encima de su racionalidad.
Blais (2000, p.93) define el deber cívico como “una conceptualización relacionada al sufragio y a la búsqueda de simpatías en la sociedad. En este sentido, no votar en un sistema democrático es percibido como un acto socialmente inaceptable”. Dado que, la decisión de sufragar satisface una necesidad creada a partir de la coexistencia con los miembros de una sociedad.
Los ciudadanos consideran fundamental el sistema democrático para poder vivir en tranquilidad; por lo que apoyan este sistema y sus principios básicos; por ejemplo, el sufragio. La idea de que el voto es una obligación moral y que no hacerlo implica incumplir un deber cívico está fuertemente arraigada en la mayor parte de la población (Bias 2000, p. 99).
Riker y Ordshook (1968) describen las satisfacciones del deber cívico en la forma siguiente: a) el agrado del cumplimiento de la ética del voto; b) complacencia de reafirmar la lealtad al sistema político; c) el disfrute de establecer una preferencia política o partidista; d) la satisfacción de acudir a las urnas; y e) reafirmar la eficacia del sistema político. En esta lógica, la mayoría de los beneficios del deber cívico están vinculados a la satisfacción política. Para cumplir esta satisfacción, los votantes deben adquirir información política o “atajos de información” vinculados más a los temas que acontecen en la arena política, social, económica, cultural, etc.
La competencia política, la disputa entre las opciones políticas, se origina en un conflicto entre dos partes, principalmente en la lucha de clases o en la búsqueda de la aceptación del interés de un grupo sobre otro (Lipset, 1959). Sin embargo, toda elección o competición debe entrar al terreno de las campañas políticas y; por lo tanto, al mundo de la información.
Si se considera que la identificación partidista se forma a temprana edad, esta lealtad no se modificará a lo largo del tiempo. Los votantes con fuerte apego ideológico a un partido político, ya contarán con una cantidad importante de información, la cual, en la mayoría de los casos reforzará su creencia y afecto político.
El electorado busca mecanismos para maximizar los beneficios del sufragio a partir de la optimización del costo de conocer y mantenerse informado de las plataformas políticas y los temas que representan las diferentes propuestas de campañas. Sin embargo, la generalidad de los estudios concluye que los votantes carecen de información política (Lippman, 1922; Downs, 1957; Converse, 1964; Zaller, 1992). Por lo tanto, se infiere que el electorado mexicano no está informado de los asuntos de carácter político.
En las sociedades modernas, el ciudadano recibe información por una gran diversidad de medios. Existe una inmensa cantidad de información gratuita que hace que el costo de mantenerse “al tanto” se reduzca considerablemente. Sin embargo, cada votante elige la cantidad de información que desea “digerir”.
Los votante tendrán la misma oportunidad de acceder a la información; pero esto dependerá de sus habilidades y aptitudes. Los “atajos de información” utilizados serán tan sofisticados como sea la capacidad del votante. Los ciudadanos minimizan sus costos al acceder a poca información ya que saben que con muy poca podrán emitir una decisión electoral.
Por todo esto, el sufragio es un deber cívico que se alimenta de información pública. La necesidad de adquirir información reduce el costo del voto; por lo tanto, el elector, en una situación óptima, debe mantenerse informado constantemente.
Votar es aceptado socialmente, si se considera que el ser humano es un ser social por naturaleza, el ámbito político debería estar relacionado con una participación política en todos los ámbitos.
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Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.