Diario de un ciudadano
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Por Alejandro Pastrana Valls
Hoy domingo 4 de julio de 2010 me despierto con el derecho y la obligación cívica de participar en las elecciones. La concurrencia de 14 elecciones en un solo día, 12 de ellas para elegir gobernadores, hace esta fecha especial para las aspiraciones de los partidos políticos hacia la próxima elección presidencial en el 2012. Por lo que hoy tengo que resolver dos cuestionamientos: ¿votar o no? Y sí lo hago ¿por quién sufragar?¿Votar o no votar? La respuesta está relacionada a la percepción de la utilidad que tiene mi voto en la sociedad. En otras palabras, debo de valorar si éste tendrá un efecto real en la elección y si además tengo beneficios al realizar esta acción cívica. Por lo tanto, en un entorno competitivo tendré mayor probabilidad de salir a votar ya que éste puede afectar el resultado electoral. En cambio, si la percepción de la diferencia entre primer y segundo lugar es muy amplia, mi decisión será no ir a las urnas, elevando así el nivel de abstencionismo.
Los beneficios están asociados con los costos electorales; por ejemplo, el costo que tiene adquirir información sobre los candidatos y sus propuestas de campañas. Por otro lado, hay costos de traslado a la casilla electoral y además aquellos vinculados a saber su ubicación. Por esto, los partidos políticos en sin fin de ocasiones utilizan la movilización, el acarreo o el traslado para facilitar la realización del sufragio además de la manipulación de esos votos. Otro costo vinculado a la decisión de ir o no a la casilla a votar está relacionado a la inseguridad que prevalece en algunas regiones del país. Si en la Entidad Federativa en donde vivo hay una percepción generalizada de inseguridad, la probabilidad de ir a votar será mucho menor y por ende el nivel de abstencionismo será mayor; por ejemplo, Chihuahua y Tamaulipas con un porcentaje cercano al 60% sin participación.
La utilidad política también se puede dar por la cercanía que se tenga con el candidato. Sí este es un miembro cercano a la familia o algún grupo de amigos, la decisión de ir a sufragar se afectará positivamente, ya que se espera que haya en un futuro de mediano plazo beneficios para el grupo o la familia.
Afortunadamente, vivo en Chiapas y los factores de inseguridad no afectan mi decisión de ir a las urnas. Después de un análisis de costos y beneficios he decidido ir a votar. El problema ahora, es ¿por quién votar? En palabras de Carlos Marín, “la alianza entre legítimos y espurios hace un poco difícil mi decisión política para esta contienda”, ya que ideologías opuestas no deberían aliarse para buscar rentas electorales. Es claro que la alianza “del agua y aceite” se justifica solamente para romper el “mito” de la imbatibilidad del Partido Revolucionario Institucional rumbo al 2012. Sin embargo, ¿qué ocurrirá cuándo la falsa alianza tenga que gobernar?. Legislación sobre gobiernos de alianzas no existe y, por ende; siempre se verá un partido afectado o disminuido en el ejercicio del poder.
Los dos temas más importantes en la agenda nacional son la: economía (el empleo) y el combate a la inseguridad. Estos dos han sido el “PAN de cada día” en los medios de comunicación; sin embargo, los resultados son “poco alentadores”. Por lo tanto, en esta perspectiva, la “alianza” además de tener dudosa procedencia ideológica también carece de puntos a favor en temas en el ámbito federal. El Partido Acción Nacional, es el más afectado, ya que el desempeño del ejecutivo federal no ha sido el esperado.
En el ámbito local, el análisis se ubica en el desarrollo de la administración local y por ende, el partido en el gobierno. Si considero que el desempeño del partido en el gobierno ha sido aceptable, votaré por los candidatos de este partido. Sin embargo, si tengo una mala percepción del desenvolvimiento de la administración local, votaré en contra. Además, haré un análisis de las características del jefe del ejecutivo local. Por ello, si el gobernador o presidente municipal en turno está considerado como un actor con sospechas de haber violado las garantías y derechos de la ciudadanía y los resultados de su administración son negativos, votaré en contra de su partido. Esperando que la alternancia política de mayores y mejores resultados.
Después de decidir mi voto y sufragar, solo queda esperar los resultados preliminares. Las encuestas de salida nunca han sido de mi agrado, considero que imponen percepciones y pueden tener un efecto real en la contienda política. En esta lógica, puede pensarse que lo importante es no ser votado sino ser mencionado en las encuestas de salida como vencedor.
Al final del día el PRI venció al PRI (Vicente Fox y Cuauhtémoc Cárdenas, concluyen, respectivamente, que ni el PAN ni el PRD ganaron) y la alternancia de ejecutivos locales se dio en los estados en donde los gobernadores tenían más problemas (con excepción de Sinaloa). Es por ello, que el desempeño del ejecutivo local, su popularidad y la percepción que la ciudadanía tiene de él es clave para el triunfo de su partido y candidato, en cualquier elección.
El mito de la imbatibilidad priista se ve reducido al “proyecto aliancista” de los partidos políticos. Creando así una nueva realidad, el sistema multipartidista en México está en decadencia y ojalá esto no afecte a nuestra joven democracia. El bipartidismo, que siempre he apoyado, surge como una alternativa en el futuro. El sistema político puede llegar a colapsarse si “míticas alianzas” generan ingobernabilidad y nula representatividad.
Comentarios: alejandro@pastranavalls.com
Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.