Ejemplo Británico
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ColumnEjemplo Británico
Por Alejandro Pastrana Valls
El proceso de transición a un esquema democrático se divide en cuatro etapas: inicio, consolidación, estabilidad y permanencia. El período de inicio está marcado por un sistema de reglas definidas con poca claridad, no existe una legislación electoral ni hay parámetros para definirlas (reglas electorales). En la consolidación democrática se definen las reglas, los actores, la legislación y se llega un nivel “aceptable” de certidumbre en los procesos electorales. En el llamado período de estabilidad, las reglas y marco normativo es avalado por todos los actores políticos, los resultados son “palpables” y la estructura institucional funciona bien. Por último, la permanencia del sistema democrático se alcanza cuando las reglas se cumplen y se respetan continuamente.
México es un país que está en el proceso de consolidación democrática; sin embargo, el problema de las democracias jóvenes o en “adolescencia” es que copian las instituciones y los sistemas. Nuestro país se ha caracterizado por piratear en mayor medida posible al sistema norteamericano. Lo cual sin duda hace mucho más difícil la consolidación democrática ya que no hay consensos y además se omiten fuentes fundamentales de inspiración en el sistema: las experiencias propias y las tradiciones de la población.
En las democracias de América latina hay síntomas de enfermedad política. La desconfianza en los aparatos de gobierno, la sensación de una democracia débil y endeble, problemas de corrupción, educación, salud y desempleo, crisis de legitimidad de las instituciones son características propias de estos países.
La democracia mexicana estará consolidada cuando los ciudadanos perciban la diferencia que hay en su bienestar, en la capacidad que tiene la sociedad en influir en las decisiones gubernamentales, en la importancia de alzar la voz y emprender acciones encaminadas al mejoramiento del estado. Los resultados en el mediano plazo deben de ser tangibles refiriéndose a aquellos que establecen los ciudadanos como sus preferentes.
Uno de los temas que más polémica a generado en los últimos meses es el relacionado a las alianzas de los partidos para alcanzar rentas (beneficios) electorales. Es claro que ideologías no complementarias no tienen sustento en un sistema aliancista. La búsqueda de debilitar al partido en el gobierno es el único objetivo, perjudicando así a los destinatarios de lo político, a los ciudadanos.
Semanas atrás Gran Bretaña dio un excelente ejemplo de cultura democrática. El sistema político británico es parlamentario. El gobierno, los ministros, derivan del Parlamento quienes a su vez surgen de la elección del pueblo. Los gobiernos se establecen a partir de mayorías o por negociaciones beneficiando a las representaciones minoritarias.
La duración del gobierno es por el tiempo en que integrantes del Parlamento vuelvan a elegirse, cuando haya elecciones. Esto puede generar dos escenarios: la continuidad del Primer Ministro, quien es el representante del gobierno, o el cambio a partir de negociaciones.
La elección parlamentaria puede producir una mayoría absoluta para un partido determinado, pero generalmente proporciona representación a otros partidos. Esto hace necesaria la negociación y la distribución del poder para así obtener los apoyos necesarios para realizar una buena gestión. En este sentido, el mandatario estará al tanto de las demandas de los diferentes grupos. En otras palabras, el Primer Ministro está obligado a relacionarse por igual con los distintos actores políticos. En este sistema político, los primeros ministros, personalizan el poder político y el liderazgo de los partidos. Un primer ministro puede esperar que su partido o la coalición que lo apoya ganen la siguiente elección o bien permanecer mucho tiempo en el encargo, como resultado de negociaciones políticas, para dar continuidad a los programas y acciones.
Las pasadas elecciones en Inglaterra, 6 de mayo de 2010, obtuvieron resultados ejemplares para el mundo político. La coalición post electoral entre dos de los tres partidos existentes, liberal demócrata y conservadores, dio como consecuencia la renovación del titular de la oficina de Primer Ministro: David Cameron.
El ejemplo británico cede espacio a un sistema de representación proporcional, en donde las minorías se ven representadas y además las alianzas generan cambios en lo político después de la contienda electoral. Respetando así la voluntad popular del electorado en cada uno de los distritos. El sistema de mayoría, donde el vencedor se lleva todo, va en decremento en comparación a los sistemas proporcionales. Los sistemas presidenciales a lo largo y ancho del mundo están “parlamentarizándose” dando lugar a más de dos opciones políticas.
Inglaterra tiene una de las democracias más antiguas; sin embargo, pocos han echado un vistazo a este resultado. La alianza pos electoral y el cambio de gobierno son indicativos que las cosas en México van por ese rumbo. El primer ministro David Cameron tiene una gran oportunidad, la administración de Gordon Brown fue muy “gris” y mucho más después de un primer ministro tan popular como Tony Blair. Cualquier parecido a la realidad mexicana es pura coincidencia.
Comentarios: alejandro@pastranavalls.com
Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.