El inicio
Post Date:
ColumnEl inicio
Por Alejandro Pastrana Valls
El camino para la sucesión presidencial ha iniciado. Los cuatro actores principales del drama de la política nacional tendrán 90 días para hacer sus mejores “pininos” en busca de lo más preciado, el voto de los ciudadanos.Los tres partidos con mayor presencia nacional, Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD), ordenados por la antigüedad en su registro, se han preocupado mucho de las encuestas pre-electorales y se han ocupado poco en generar mayores simpatías en la población interesada en los asuntos de la vida política nacional. Aunque esta población, los ciudadanos interesados en la contienda electoral, cada vez es menor.
Los partidos y los políticos en esta lucha por los votos deben de considerar la “paradoja del voto” [Downs paradox]. Esta teoría señala que los votantes son entes racionales que marcarán la boleta electoral sí y solo sí la utilidad esperada por votar es mayor a los costos que implican tomar dicha decisión. En esta lógica, la función de votar o no se puede simplificar de tal forma que la decisión está sujeta a la probabilidad que tiene el partido (de su simpatía) en ganar la elección menos los costos por adquirir información política y los costos para desplazarse a la casilla (Downs, 1957).
Las campañas políticas buscan reducir los costos electorales que enfrentan los ciudadanos en periodos de competición política; sin embargo, ello no implica que la decisión o simpatía por un partido político esté relacionado o condicionado con la mediatización de las opciones políticas.
En esta línea de investigación se puede inferir que la información que los ciudadanos (votantes potenciales) adquieren, refuerza la simpatía por la opción política que apoyan o amplifican el rechazo de las otras alternativas. En otras palabras, son pocos (los menos, desafortunadamente) los ciudadanos que analizan y contrastan las opciones políticas a partir de las campañas.
Las investigaciones académicas concluyen que los votantes carecen de información política extensa y contrastada (Lippman, 1922; Downs, 1957; Converse, 1964; Zaller, 1992). Sin embargo, la población que está más relacionada con las campañas políticas tiene una mayor probabilidad de votar (Drew y Weaver 1998, 2001 y 2006).Por ende, las campañas políticas no son condición suficiente para alterar la preferencia electoral del votante; sin embargo, con un buen manejo pueden impulsar los primeros estímulos para que el ciudadano se informe y contraste alternativas y así exista la posibilidad de cambiar su decisión de voto (McCombs, 2004).
Para esta transformación es necesario que los cuatro competidores hablen con mayor claridad de “las recetas” que aplicarán para alcanzar los resultados que todos deseamos: reducción de la pobreza, caída de los niveles de inseguridad, impulso a la educación, incremento en la población asegurada y el tan anhelado desarrollo del país.
Las campañas políticas deben ser utilizadas como un espacio para explicar con detalle los pasos a seguir para alcanzar cada uno de los objetivos deseados. Para ello, los partidos políticos deben ser congruentes y claros en sus posturas políticas; sin embargo, es aquí en donde inician los problemas.
Nos leemos en mi correo electrónico, alejandro@pastranavalls.com, y nos seguimos en twitter, @Alejandro_PV.
Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.