El mismo México
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Por Alejandro Pastrana Valls
Esta semana se celebran 100 y 200 años de la Revolución e Independencia de México. Hace 200 años, los mexicanos lucharon contra el Imperio Español para construir una nación libre. Cien años después, el país era gobernado por un dictador derrocado por una sociedad que buscaba libertades políticas e igualdad social. HoyAñadir un evento para hoy México está a punto de iniciar esta “gran festividad” y la situación poco ha cambiado. La polarización social, la pobreza de la mayoría, la poca representatividad, la falta de compromisos y resultados del gobierno y la poca credibilidad de los partidos políticos son indicadores que deben ser resueltos con urgencia. Independencia de México: 1810. A finales del siglo XVIII, México (Nueva España) vivió transformaciones sociales, económicas y políticas que originaron reflexiones sobre la relación que existía con la Corona Española. En este siglo, la minería tuvo un gran auge; por ejemplo, la producción oro y plata se triplicó (de 1740 a 1803). El desarrollo económico de la colonia española dio espacio a una nueva clase social, una nueva élite ilustrada de novo hispanos.
Las Reformas borbónicas impulsaron nuevos sectores de la economía; sin embargo, los beneficios no se repartieron de forma equitativa. La clase menos favorecida no vio grandes cambios. A la par, los criollos exaltaron el nacionalismo como elemento de identidad, dando importancia a la riqueza cultural del país y al legado de la tierra donde habían nacido. En este período el país vivió una gran inconformidad de clases sociales y de ideas políticas; los criollos, nacidos en el territorio nacional, tenían ideas liberales, mientras que, los peninsulares, europeos de origen, estaban acostumbrados a los privilegios de su condición dominante.
La historia mundial a finales del siglo XVIII quedó marcada por dos movimientos: la Revolución Francesa y la independencia de EEUU. Estos movimientos tenían como sustento las ideas de la Ilustración. El eje de la Ilustración era la igualdad de los hombres ante la ley y las libertades de los ciudadanos. A la par, España era invadida por el Imperio Napoleónico (Francia); en consecuencia, México vivía un vacío de poder.
La Independencia de México tiene como antecedente una gran polarización social, un vacío de poder de la monarquía española y un desequilibrio en la distribución de la riqueza nacional. Aunado a esto el pueblo de México ya no quería compartir la riqueza, impulsando la idea de una nación libre e independiente.
Revolución Mexicana: 1910. México en el siglo XIX vivió un progreso económico; sin embargo los beneficios se repartían entre pocos. Por ejemplo, en este periodo el 85% del territorio nacional pertenecía a menos del 1% de la población. La irritación social entre ricos y pobres era muy fuerte. Los campesinos no tenían ni tierra ni trabajo y además sufrían los estragos del hambre y la pobreza. Esta diferencia entre clases se hacía evidente en la riqueza, la educación y los niveles de bienestar.
El progreso de la sociedad mexicana, el surgimiento de la clase media, exigía un cambio de la vida política del país. Muchos consideraban necesaria la participación del pueblo en la política nacional para impulsar las reformas sociales. La brecha ideológica entre jóvenes y viejos se hizo más grande por la falta de libertades políticas. Esta limitación reducía la posibilidad de las nuevas clases sociales a tener acceso a la política nacional. Durante la dictadura del General Díaz, los ciudadanos no pudieron elegir gobernantes, ya que un grupo de allegados al presidente acapararon el poder. Las clases ilustradas (con nivel educativo alto) exigieron la necesidad de abrir las oportunidades políticas dentro del gobierno, dado que el porfirismo no impulsaba el desarrollo de nuevas ideas políticas.
El descontento por la reelección de Díaz era un común denominador en la sociedad. Sin embargo estas protestas (de 1902-3) fueron violentamente reprimidas. Una de las principales manifestaciones fue la pancarta publicada en las oficinas del periódico “El hijo de El Ahuizote” que decía “La Constitución ha muerto”. Las corrientes políticas creadas por los liberales en 1904 proponían reformar las estructuras políticas (las instituciones) y la otra impulsaba un movimiento revolucionario. La situación nacional era compleja, el clima de inseguridad e incertidumbre empezó a preocupar a los dueños del poder económico.
El movimiento revolucionario encontró un gran impulso cuando el Presidente Díaz dio una entrevista al redactor del Pearson’s Magazine, James Creelman. En dicha entrevista el dictador consideraba que el país ya era apto para la democracia y el prometía retirarse de la vida política cuando su período concluyera (1910).
El movimiento revolucionario se dividió en tres fases. Ésta comenzó como la rebelión contra el gobierno porfirista. Porfirio Díaz permaneció en el poder durante más de 30 años. Este movimiento fue encabezado por Francisco I. Madero quien con su lema “sufragio efectivo, no reelección” representó el descontento de la sociedad contra la dictadura de Díaz. La segunda fase se caracteriza por el desacuerdo y la confrontación entre las fracciones políticas; por un lado la burguesía porfirista y por el otro el grupo encabezado por madero. En la última fase, la Revolución se convirtió en un movimiento social encabezado por Pancho Villa, en el norte del país, y Emiliano Zapata, en el sur de la nación. Esta revolución social luchaba por causas sociales como reforma agraria, justicia social y educación. La Revolución culminó con la redacción y publicación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Esta constitución garantizó reformas y derechos liberales (civiles y políticos) y sociales (reforma agraria y legislación laboral).
La lucha revolucionaria tuvo como antecedentes: la pobreza de la población, la desigualdad en la distribución de la riqueza, el dominio político y económico de un sector pequeño de la población, la poca representatividad del gobierno, la incapacidad de resolver las nuevas demandas sociales y la limitación de los derechos políticos de los ciudadanos.
El México actual padece de estas circunstancias, los partidos y el gobierno no representan los intereses y las necesidades de la sociedad, la polarización social es cada vez mayor, la brecha entre ricos y pobres se extiende constantemente, los movimientos sociales son el resultado de la ineficiencia gubernamental y el abstencionismo es la incredulidad de la sociedad con un sistema político inoperante y con un sistema de partidos que solamente representa a una minoría. Es por ello, que el gobierno y los partidos deben realizar las reformas que transformen a las instituciones del país, será hasta este momento en donde comenzaremos a obtener los beneficios de estos dos acontecimientos históricos que marcaron a México.
“Las lecciones del pasado, son la guía para el futuro”- Confucio.
Comentarios: alejandro@pastranavalls.com
Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.