“El pluralismo llegó para quedarse”

Por Alejandro Pastrana Valls

En días pasados, el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, encabezóun homenaje póstumo en el Palacio Nacional para Alonso Lujambio Irazábal, quien desempeñó papeles importantes bajo su administración. Murió el 25 de septiembre del presente, tras una intensa lucha contra el cáncer. “Nos hemos reunido…para rendirle un homenaje, como se ha dicho ya, a un hombre de Estado, a un hombre de instituciones, a un político ejemplar, a un servidor público excepcional, a un académico brillante, a un gran ser humano.” (Felipe Calderón, 2012) Lujambio Irazábal, nació el 2 de septiembre de 1962, fue un politólogo mexicano, titulado en Ciencias Políticas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y con maestría en Ciencia Política por la Universidad de Yale. Los cargos más importantes que ocupó dentro de la administración pública federal fueron: Consejero Electoral del Instituto Federal Electoral, comisionado presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, secretario de Educación Pública y Senador de la República. En el ámbito académico, Alonso Lujambio fue director de la Licenciatura en Ciencia Política en el ITAM entre los períodos de 1993-1996 y 2003-2005. Desafortunadamente, como estudiante de esta Institución no tuve la oportunidad de tomar cursos con él. Sin embargo, es bien reconocida su labor académica, en donde escribió libros como Federalismo y Congreso en el cambio político de México (UNAM, 1995), Gobiernos divididos en la federación mexicana (Congreso Nacional de Ciencia Política, 1996), El poder compartido: un ensayo sobre la democratización mexicana (Océano, 2000), La influencia del constitucionalismo anglosajón en el pensamiento de Emilio Rabasa (2011), entre otros. Su aportación más importante es el texto “El poder compartido, un ensayo sobre la democratización mexicana” en el cual colabora con Horacio Vives Segl. El libro explica con evidencia empírica (descriptiva) las modificaciones político electorales que ha tenido el país desde el poder en manos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) hasta un poder cada vez más compartido, más plural. El pluralismo del sistema de partidos se formuló a partir de las reformas políticas de 1977 y 1986, al introducir y ampliar la representación proporcional de los partidos en el congreso. Sin embargo, es hasta 1997 que el PRI deja de tener mayoría en la cámara baja, desde ese momento ningún partido político ha conseguido mayoría en las dos Cámaras que integran el Congreso de la Unión. El autor considera a la democracia como medio para encontrar soluciones a los problemas del país, en ésta se “discuten colectivamente los problemas y sus posibles alternativas de solución: dignificando por igual a las personas, que, como gobernados, pueden exigir cuentas y responsabilizar a los que, representándolos, ejercen el poder político” (Alonso Lujambio, 2000, página 16). La democracia, al distribuir el poder, al crear expectativas de alternancia, al permitir que el poder se comparta en los gobiernos locales y municipales y también en el congreso, posibilita el cambio parcial, las reformas y la generación de acuerdos que no suponen ni la conservación del estado actual (status quo) ni el cambio radical (Juan J. Linz, 1998). “Los hombres en el gobierno no pueden hacer todo lo que quieran: la búsqueda de la eficacia los limita. La reciedumbre de ciertas realidades, la búsqueda de lo posible, el imperativo de la conciliación de quienes gobiernan para todos los mexicanos y no para un partido, constriñen las aspiraciones de los hombres en el gobierno o los obliga a actuar dentro del gradualismo” (Jesús Reyes Heroles, en el discurso de toma de posesión como presidente del Comité Ejecutivo Nacional de PRI, 1972). Nos leemos en mi correo electrónico, alejandro@pastranavalls.com, y nos seguimos en twitter, @Alejandro_PV.