¿Hablamos de política?
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Column¿Hablamos de política?
Por Alejandro Pastrana Valls
En la mayor parte de los estudios en ciencia política se ha concluido que los ciudadanos que viven en sistemas democráticos no están preocupados por los temas políticos, al grado tal que ello no forma parte del abanico de temas que tratan en la cotidianidad (Lippmann 1922). Para la elección presidencial de 2006, las encuestas que se realizaron tuvieron una pregunta encaminada a medir la frecuencia de la discusión de los temas políticos. En estas, la respuesta más frecuente fue en “pocas ocasiones durante el mes”. En esta lógica, menos del 10 por ciento de los mexicanos discuten de política de formar diaria. Sin embargo, los ciudadanos llegan a platicar sobre estos temas en algún momento pero exclusivamente el 15 por ciento de los entrevistados aludieron anunca tocar este tema. A pesar de ser un año electoral, la variación a lo largo de los meses no fue mayor. Por lo que, la saturación política no modificó el patrón de consumo de información sobre este tema de los ciudadanos. En otras palabras,las campañas no fortalecen ni incrementan la discusión de temas políticos entre los individuos. Ahora bien, los ciudadanos en el país hablan poco de política pero ¿con cuántas personas lo hacen? Estudios para el mismo periodo electoral demuestran que durante la competición política hay un aumento “significativo” en el número de personas con quiénes se habla del tema.En promedio los mexicanos hablan antes de la competición política con 1.47 personas y durante la competición con 1.76. Este incremento se da por el efecto de las campañas y la capacidad que tienen los medios de información en permear sobre las conversaciones diarias: los temas del día. La divergencia entre el mexicano que habla de política y se interesa en la misma y aquéllos que no toman el tema se intensifica más o menos de acuerdo a las distintas zonas del país. La estratificación en lo rural y urbano extiende la brecha en estos temas. En la mayoría de los casos, las personas que viven en zonas rurales tienen menos interés en los temas políticos dado que esto no es un asunto prioritario y además consideran que las actividades gubernamentales están tan lejos que no llegan a permear la cotidianidad de las necesidades en estas regiones. En el mismo sentido, la diferencia se hace más evidente si se toma en cuenta la capacidad de socialización e interacción de los ciudadanos. En otras palabras, el propio entorno social del individuo influye en la conformación de redes de discusión de los asuntos públicos. Esta red a su vez tiene un efecto determinante en la decisión de voto o preferencia política. En síntesis, los votantes en México tienen insuficiente información política y debaten poco con poca gente. La pertenencia a sectores específicos, ya sea diferenciando por zona geográfica o clase social, afecta la capacidad de interacción con gente interesada en los asuntos públicos y políticos. Las campañas no son factor clave en el enriquecimiento de la cultura política; sin embargo, generan una “especie de moda” la cual facilita la discusión con más personas sin distorsionar la frecuencia de las mismas. La información política y la discusión entre los individuos son factores importantes en la decisión de voto; sin embargo, no son claves en la generación de dichas preferencias. En el fondo hay algo más que está fuera del alcance de estas percepciones, quizá seanlasevaluaciones de temas claves (economía o inseguridad) o la identificación política las que definan con mayor exactitud la simpatía y preferencia electoral de los mexicanos. Nos leemos en mi correo electrónico, alejandro@pastranavalls.com, y nos seguimos en twitter, @Alejandro_PV.
Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.