Mexicanidad: Identidad Cultural
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ColumnMexicanidad: Identidad Cultural
Por Alejandro Pastrana Valls
Las circunstancias, el contexto, el desarrollo y el proceso de socialización definen cuáles son nuestras características como miembro de una comunidad y además establecen las razones para pertenecer a cierto grupo: nuestra identidad. Amartya Sen definió en su libro Identidad y Violencia: la Ilusión del Destino, publicado en 2006, una visión humanista del concepto identidad cultural. Ésta es parte de nuestras libertades fundamentales y, además, no puede definirse en una sola dimensión. Por ejemplo, yo soy un hombre tuxtleco, chiapaneco, estudiante, servidor público, columnista, aficionado al fútbol y a quien le gusta todo lo relacionado al estudio del comportamiento político; por lo que, dependiendo el tema, soy parte de una cierta comunidad de individuos con intereses afines.
En este sentido, pertenecer a un grupo en específico implica la diferenciación con otros grupos en la misma dimensión de intereses, esto se reafirma día con día, estableciendo así una característica más de nuestra identidad. Por lo que, para evitar conflicto entre los grupos es necesario un contrato social, el cual permita que los individuos se puedan asociar y compartir intereses en común, reforzando nuestra pertenencia nacional.
¿Quiénes somos? y ¿Quién soy? Son de las preocupaciones más importantes de los seres humanos. La identidad nacional busca responder esta interrogante y además establecer una configuración social frente a los cambios constantes de la historia. La historia que se conoce y estudia, usualmente, escrita por los vencedores.
México no se escapa de la persecución de una identidad nacional. Desde el período prehispánico, los mexicanos han intentado buscar una respuesta atinada a ¿qué es la identidad de México? ¿Cómo expresamos nuestra identidad y nacionalismo? ¿Cuáles son las características de la identidad nacional? ¿Qué nos hace sentir mexicanos?
En la mayoría de los casos, la mexicanidad es comprendida a partir de una extensa descripción de nuestra identidad cultural. En otras palabras, es el conjunto de símbolos, tradiciones, creencias y valores que la sociedad considera que define nuestro arraigo y describen, perfectamente, lo qué es México como nación.
Macario Schettino (1997) concluye que el objetivo del gobierno en el Siglo XX fue la ciudadanización de la sociedad. En este período se construyó una cultura que tiene como sustento hechos históricos, mitos, y leyendas creadas poco después de la guerra civil (en 1913). El lastre ideológico ha implicado la difícil construcción de realidades; por ejemplo, opciones democráticas, competencia económica, política y social, todas estas orientadas al desarrollo de la nación.
En el ámbito académico la identidad cultural se estudia a partir de dos vertientes: esencialista y constructivista. La primera la define como una conceptualización heredada, relacionada con la historia y las tradiciones culturales. En el contexto de México, esta visión puede tener un peso muy importante, ya que las comunidades indígenas y su tradición constituyen un factor fundamental para la definición de quiénes somos. Esto podría sugerir que la descripción del mexicano está arraigada a una visión del indigenismo. Por su parte, la visión constructivista describe a la identidad como un proceso dinámico. Este proceso es influenciado por el contexto, la historia, las circunstancias e incluso por las percepciones de cada momento que se vive.
La comunión entre el esencialismo y constructivismo amplia la conceptualización de mexicanidad. México está marcado por sus tradiciones y arraigo indígena; sin embargo, también hay elementos que se han ido modificando a lo largo de la evolución de la sociedad en la nación actual. Cuando se contraponen estas dos percepciones surgen los conflictos sociales. En este caso el constructivismo puede originar la destrucción de la identidad indígena para fomentar el proceso homogenizador, característico de un entorno globalizado.
A pesar de ello, la definición de mexicanidad y del mexicano, no está atada a una conceptualización estática o una visión indigenista. Ésta está cambiando a lo largo del tiempo y se fundamenta en cuestiones más allá del existencialismo. Responder quiénes somos, que sabemos y porque nos diferenciamos del resto de las sociedades, implica la búsqueda de resolver una interrogante más profunda e importante: hacia dónde vamos y hacia donde queremos ir. Es también, buscar razones que fundamente una mayor convivencia, respeto y; por tanto, la construcción del capital social.
Una comunidad organizada permite un desarrollo mucho más rápido y armonioso. Los individuos dentro de una comunidad cívica se preocupan por asociarse y colaborar con el resto, de aquí surge el concepto de capital social. Capital social son normas de confianza establecidas entre los ciudadanos con el objetivo de generar reciprocidad y cooperación, originando círculos “virtuosos” de participación. La reciprocidad es el “corazón” de la sociedad, ya que combina los intereses personales con la solidaridad. Confianza, cooperación, participación y fidelidad grupal son factores que fomentan el desarrollo económico y político de una nación.
En esta búsqueda de identidad, los factores con mayor influencia son la historia y la televisión. La educación que se recibe e imparte en las aulas del país genera una conceptualización tibia de lo que la gente considera ser mexicano.
Ser mexicano no es, simplemente comer mole, tomar tequila, cantar con el mariachi y justificar las acciones de corruptela por ineficiencias del gobierno. Identificarte como mexicano es buscar siempre ser un mejor ciudadano, es tomar acciones para solucionar cada uno de nuestros problemas: ser empáticos. Es aceptar, tolerar, discutir, debatir y aprender que todos formamos parte de un mismo objetivo: vivir en armonía, con libertad e igualdad de oportunidades. Por esto y más, es urgente la participación ciudadana proactiva.
Comentarios: alejandro@pastranavalls.com
Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.