Simpatía Política
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ColumnSimpatía Política
Por Alejandro Pastrana Valls
El debilitamiento político del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la primer década del siglo XXI y el derrumbe del Partido Acción Nacional (PAN) después de doce años de gobernar la federación, han ocasionado grandes transformaciones en la geografía política del país. Sin embargo, los tres partidos más fuertes (PAN, PRI, Partido de la Revolución Democrática, PRD,) mantienen su hegemonía a lo largo y ancho del territorio nacional. El PAN y el PRD se han visto favorecidos por ser las dos principales oposiciones políticas del PRI en México. De origen distinto pero con un fin común, en los últimos años el panismo y el perredismo han intensificado su presencia a nivel nacional (nacional, estatal y municipal). El PAN fundado en 1939, emerge como una negación a las políticas nacionalistas implementadas: principalmente, por la expropiación del petróleo y las industrias eléctricas, por el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940). Cárdenas decretó la expropiación el 18 de marzo de 1938, dando origen a PEMEX. Por su parte, el PRD fue fundado en 1989 después de que varios partidos de izquierda apoyaran la secesión de priístas en rechazo a las prácticas neoliberales implementadas por el partido en el gobierno en la década de los ochenta. Sin embargo, estos han optado por dos caminos dentro de la administración de lo público. El PAN, partido de derecha, desde su fundación ha favorecido la organización de cuadros locales. Las habilidades administrativas municipales del panismo lo impulsaron a ganar la mayor parte de las capitales del país, hasta obtener su primer triunfo en la elección de gobernador en 1989, seguida del triunfo histórico en la elección presidencial de 2000. En cambio, el PRD ha tenido un mayor alcance a nivel estadal y nacional; sin embargo, poco se ha preocupado por el desempeño administrativo (Bruhn 1999ª; Estrada, 2003b). El PRD ha descuidado la formación de cuadros locales por lo que se ha visto obligado a designar candidatos de otras opciones políticas (principalmente, priístas), inhibiendo su crecimiento a nivel local. Los setenta años de hegemonía política del PRI y la más de una década de gobierno del PAN han permitido al electorado hacer evoluciones sobre el desempeño político de estas alternativas. Por lo tanto, en estas valoraciones el electorado puede manifestar apatía por el PRI o PAN, determinando así ciertas actitudes políticas, incluyendo en ellas su identificación partidista. En esta lógica, el rechazo (“odio”) a ciertas opciones políticas, especialmente las que se encuentran en el poder, podría ser una razón importante del porqué los individuos se han convertido en votantes independientes (Estrada, 2005). En otras palabras, sentimientos negativos hacia el PRI y PAN incrementa la probabilidad de votar por otra opción política. El apego político de los votantes, identificación partidista, responde al desarrollo político de los partidos. Por lo que, evaluaciones positivas incrementa la probabilidad de votar por el partido en el gobierno, sin importar la bandera política que represente. Nos leemos en mi correo electrónico, alejandro@pastranavalls.com, y nos seguimos en twitter, @Alejandro_PV.
Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.