Votantes Probables
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ColumnVotantes Probables
Por Alejandro Pastrana Valls
Las encuestas son utilizadas para medir las actitudes políticas del electorado. La finalidad es conocer las preferencias políticas de la ciudadanía e identificar patrones de simpatías y características de la población. Es por ello que, los partidos políticos y los políticos han aplicado encuestas para conocer la opinión pública y poder establecer mecanismos para actualizarse en la esfera de la competitividad política. En la actualidad éstas son utilizadas con fines propagandísticos y publicitarios. Al grado tal que los partidos políticos las consideran fundamentales para el análisis de las competiciones electorales y la selección de candidatos. Las encuestas mediatizadas buscan mediar en la percepción del elector y en su decisión de voto, su finalidad: informar/desinformar e influir. Sin embargo, pocos son aquellos que tienen la información y el conocimiento de las técnicas necesarias para la interpretación real, aquello que está más allá de la descripción en tablas, cuadros y gráficos de los resultados. Las encuestas de opinión tienen una serie de problemas que los encuestadores dejan a un lado a la hora de interpretar y describir sus datos. En la mayoría de los casos la información publicada por las casas encuestadoras hace referencia a la población encuestada absoluta (por ejemplo, el 30% de los encuestados no saben por quién votarán), omitiendo el factor real que determina el resultado de una elección: los votantes probables. El votante probable es el ciudadano que sin importar el procedimiento de medición irá a votar. Por ejemplo, en una encuesta de 1,200 casos (como la mayoría de las realizadas en el país) con un nivel de participación política aproximado de 55% el potencial de participación que debería estimarse es de 660 entrevistas. En este caso, los resultados absolutos (exhibidos en la generalidad de los estudios) se alterarían de manera importante. Una posible solución es utilizar la pregunta de probabilidad de voto, la cual implica una respuesta sobre-representada ya que la mayor parte de la población considera incorrecto (socialmente hablando) no ir votar. Dicha sobrestimación alcanza más del 10 por ciento; por lo que esta variable (pregunta) no satisface totalmente la estimación acertada de votantes probables. Otra forma de estimar a los votantes probables es el expandir el cuestionario a un mayor número de preguntas; sin embargo, el costo del proyecto se elevaría y la capacidad de análisis e interpretación generaría mucho más confusión. Por ejemplo, se podrían utilizar preguntas sobre participación en elecciones anteriores, interés en la política o frecuencia de seguimiento a las noticias del ámbito político. Los problemas no terminan ahí, ¿Qué sucede si el votante probable en realidad no va a votar? ¿Qué ocurriría si este votante decide cambiar su voto en las últimas horas antes de sufragar? Esto nos invita a reflexionar sobre lo que realmente representa una encuesta: una fotografía, un momento, un micro-instante, en un proceso electoral que no es estático. Ante ello, lo que sucederá en las elecciones de julio es incertidumbre total. Lo único cierto es que muchas de las encuestas fallarán en sus estimaciones. Nos leemos en mi correo electrónico, alejandro@pastranavalls.com, y nos seguimos en twitter, @Alejandro_PV.
Last Update: Dec. 9, 2024, 11:21 p.m.